La pedagogía crítica es una propuesta de enseñanza que intenta ayudar a los
estudiantes a cuestionar además de desafiar la dominación, las creencias y
prácticas que la generan. En otras palabras, es una teoría y práctica en
la que los estudiantes alcanzan un pensamiento critico. Estas
pedagogías desarrollan y se desarrollan sobre el cuestionamiento a la idea
liberal positivista de que la emancipación social viene de la mano del progreso
social y económico; progreso que, a su vez, se sustenta en el desarrollo de una
ciencia objetiva (conocimiento universal).

Muchos son los autores que han participado en el
desarrollo y consolidación de la citada pedagogía critica
y entre ellos se encuentra el brasileño Paulo Freire. Una figura que
se ha convertido en uno de los pensadores y teóricos de la enseñanza y de
la educación mas importantes de todos los tiempos.
Freire plantea que la educación en cada país debe de
convertirse en un proceso político, cada sujeto hace política desde
cualquier espacio donde se encuentre y el aula de clase no puede ser
indiferente frente a este proceso; para este crítico de la educación, se debe
construir el conocimiento, desde las diferentes realidades que afectan a los
dos sujetos políticos en acción, aprendiz y maestro.

El maestro debe de ser el ente que lleve a los aprendices
a pensarse la sociedad en la cual están desarrollando su proceso de
aprendizaje, deben de construir desde los conocimientos previos que estos
llevan al aula de clase, ya que son ellos un reflejo visible y fiable de las
realidades sociales. Por su parte el aprendiz debe construir el conocimiento
como un acto político, desde la relación con el maestro y los demás aprendices
dentro del aula, para pasar de ser seres sociales pasivos a seres sociales
activos, críticos y pensantes de la sociedad en la que están sumergidos.
No obstante, junto a él se halla también el
estadounidense Henty Giroux, que está considerado como uno de los cincuenta
profesores y pensadores modernos que han sido más fundamentales dentro de las
teorías educativas y en concreto de la pedagogía critica que ahora nos ocupa.
Uno de los aspectos que más resalta Giroux, a propósito
de la enseñanza, es la noción de alfabetización;
ésta debe concebirse como un medio constitutivo para la participación de los
individuos en la sociedad y en la acción política. Dicha concepción va de la
mano con la de Freire (1978)
quien ha definido y usado su teoría de la alfabetización para criticar el
proceso de la reproducción cultural vinculando
simultáneamente la noción de la producción cultural en el
proceso de la reflexión crítica y la acción social.
Partiendo de lo anterior, Giroux critica el discurso convencional
a propósito de la alfabetización,
ya que éste la define en términos mecánicos y/o funcionales; la concibe como la
simple adquisición de ciertas habilidades relacionadas con el lenguaje escrito
y la sumerge en la lógica y las necesidades del capital, midiendo su valor
según la demanda de dichas habilidades de lectura y escritura necesarias para
el crecimiento del sector trabajo
"Consecuentemente, la alfabetización en términos convencionales
ha caído bajo el peso de la ideología operacional que da forma y legitima a la
lógica de la sociedad dominante" (Giroux,1997).
Todo ello sin olvidar, por supuesto, al canadiense Peter
McLaren que ha sido elegido como uno de los padres de la mencionada pedagogía,
Y es que, influido claramente por la figura de Karl Marx de su filosofía, ha
desarrollado obras y análisis donde se manifiesta total y claramente en contra
del llamado capitalismo.
McLaren señaló que:
"La pedagogía critica es parte de
un proyecto más amplio, de un movimiento social."
Mediante la utilización de ejemplos escolares y
universitarios, McLaren intentó demostrar la necesidad de una amplitud
para la generación de un aprendizaje dinámico y participativo.
Otros autores característicos de las pedagogías criticas
son: Michael Apple, Stephen Kemmis, Daniel Cassany, etc.
El Museo Reina Sofía asume como función primordial la
labor pedagógica de estimular y diseminar la sensibilidad, la imaginación
creativa y la capacidad de juicio crítico. Estas son herramientas básicas para
operar en un mundo complejo y en continuo cambio, como es el actual. Esta
tierra de nadie que es hoy el Museo, aspira a convertirse en catalizador de un
territorio común y ello solo puede llevarse a cabo concibiéndose a sí mismo
como un espacio de educación, a sabiendas de que él no enseña sino que en él se
puede aprender.
El Museo es consciente de que al abordar el ámbito de la
educación está entrando en el terreno del otro, en negociación directa con sus
expectativas, sus tiempos y sus deseos. Ello supone aceptar el riesgo constante
de perder la pureza de los principios establecidos y de verse contestado e
interpelado. A pesar de las dificultades que ello pueda entrañar, nuestra
apuesta educativa debe servir de revulsivo para profundizar en la dimensión
pública del arte y sus instituciones, al proyectarlas indefectiblemente hacia
la sociedad. La actividad pedagógica abarca desde la educación infantil y la
mediación con los públicos a los altos estudios, y se basa en una estrecho
diálogo con la comunidad educativa: colegios, universidades y colectivos de
investigadores
A través de fotografías, imágenes y vídeos busca repensar
las formas de organización política y social. Se pretende acabar con una
educación centrada en la producción, tal y como la concebía la clase dirigente,
tener una formación más allá de lo que se nos enseña, ser capaces de adquirir
nuestro propio pensamiento crítico, poder trabajar de manera colaborativa...
Lo que esa exposición realmente reivindica es
que deberíamos de preservar la idea de un conocimiento accesible
para todo el mundo.
En esta exposición se mezcla arte contemporáneo, con
activismo político o pedagogía crítica como resultados no siempre digeribles
para personas no versadas en movimientos sociales. Entre las piezas reunidas de
más de 30 artistas y colectivos hay propuestas directamente relacionadas con la
“educación crítica”, con esa rebeldía de lo inútil contra lo establecido.
Después de toda esta información yo pienso es que se
necesita un cambio, un cambio de pensamiento, pasar al pensamiento crítico.
Necesitamos en las aulas otro tipo de relación profesor-alumno, en el que haya
intercambio de opiniones, participación, y transmisión de conocimientos por
parte de los dos.
Por otra parte pienso que las artes plásticas y musicales
se deberían tener más en cuenta, ya que se subestiman dándole más importancia a
las matemáticas o la geográfica.